Distancia que duele (I)

Enero 26, 2002| El Diario de Hoy | p. 85

Cuando la pareja ha tomado la decisión de separarse, como una alternativa para superar la crisis del hogar, los cónyuges inmediatamente piensan en la mejor forma de comunicarlo con sus hijos. Como padres, ellos desean disminuir el sufrimiento que por sí sola desencadena dicha medida. Sin duda, la ida de casa del padre o de la madre es un cambio abrupto en la vida de toda la familia. En muchos casos , ni los mismos esposos o compañeros de vida tienen claridad sobre el aparecimiento de los inconvenientes que deberán enfrentar, al no contar de manera permanente con el apoyo del que se retira. Tampoco se puede predecir la cabalidad del tiempo que transcurrirá hasta reunirse nuevamente para vivir juntos o para legalizar la separación. Generalmente, los padres manejan la noticia de la separación acudiendo a la mentira:” papá o mamá se tiene que ir de viaje”, “ha cambiado de trabajo”, “cuidara de su abuelito enfermo”… Este tipo de justificaciones persigue proteger a los hijos de la realidad, ya que se teme que la experiencia les marque para toda la vida y que no sean capaces de superarla. Otra forma de comunicarles a los chicos la decisión tomada es diciéndoles de “un solo golpe” los motivos de la separación, negando el espacio para las preguntas que los niños y los jóvenes puedan albergar. Sumado a ello, se les corrige la manifestación de coraje, dolor o preocupación y lo que es peor, fantásticamente se espera que se asimilen de inmediato la noticia, retándoles a “ser fuertes” para salir adelante. La noticia expresada en forma tajante puede provocar un silencio profundo en los hijos y una falta total de comunicación con los padres. La próxima semana analizaremos la forma equilibrada de comunicar esta importante decisión. 

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