Frecuentemente, se escucha ante los conflictos conyugales que algún amigo de la pareja recomienda “deben separarse”, como método para resolver los referidos problemas. Sin embargo para la mayoría de personas, la sola idea de concretar tal sugerencia genera pánico. Básicamente las personas tienen cuatro consideraciones al respecto. Primero, si deciden por la separación, su pareja se va a “acostumbrar” a vivir sola. EN segundo lugar, estando separados, es posible que se acabe el poco amor que se tienen. Además la amenaza de otra persona en la vida de su cónyuge es real. Y por ultimo, los hijos van a sufrir demasiado y no van a superar que su padre o madre se vaya de casa. 

Por todo esto ,conscientemente se elige vivir una dinámica disfuncional en el grupo familiar, la cual se caracteriza por ser mas destructiva para todos que la misma separación. De hecho, se tiene la esperanza de que los malos entendidos se van a aclarar en algún momento o que las cosas se van a arreglar por arte de magia y mientras eso sucede, la realidad de ese hogar es otra: gritos, pleitos, llantos, reclamos, insatisfacciones, angustia y, a veces, hasta maltrato físico.

En ese sentido, cónyuges e hijos viven una tensión generalizada que no resuelve las causas que ocasionan los problemas. Lo más peligroso de esta negación es que los hijos son expuestos a sufrimientos profundos confusiones y miedos, sin descartar traumas en dónde se instala el rechazo y el resentimiento hacia la figura del matrimonio. Y es que, independientemente de la edad de los hijos, ellos perciben la irregularidad y la interpretan en base a sus fantasías o posibilidades. 

Dialogar

No todos los problemas deben ser resueltos con la separación. Sobre todo, conviene primero que los esposos dialoguen los motivos que los lleva a dicho desgaste. Deben, además, revisar los conceptos y los valores que cada uno posee acerca del tema que les genera insatisfacción. Conviene además identificar desde cuándo están separados emocionalmente, en qué momento se perdió la motivación por un plan de vida en conjunto. Si la pareja está muy confundida para abordar estos puntos, es aconsejable acudir a un experto en el mejor de parejas, para que se constituya en el catalizador del momento.

Finalmente, no toda separación termina en divorcio: muchas parejas han “redescubierto” el amor y el interés que se merecen. Sumado a ello, la cala reina en los miembros de esa familia permitiéndoles meditar en las soluciones a implementar para la mejora de sus vidas. 

Para recordar

– Si su matrimonio está pasando por una crisis nunca olvide :

– Dialogar con su pareja

– No precipitarse en toma de decisiones

– No inmiscuir a los hijos en los pleitos conyugales