Enero 02, 2001| El Diario de Hoy | p. 81
En la columna de la semana pasada expuse las formas inadecuadas de dar la noticia de la separación conyugal a los hijos. Ahora veremos cómo debe hacerse para no causarles un daño innecesario. Existe una manera de informar que equilibra las inadecuadas (mentirles al respecto a la separación o darles esta noticia “ de un solo golpe”, sin prevenir las consecuencias emocionales).
Para que los chicos asimilen su nueva realidad familiar; ambos padres deben darles la noticia, explicarles las razones y las motivaciones de la separación y aclararles que ellos (los hijos) no son los culpables de sus dificultades como pareja. Aún más, a los hijos se les debe de asegurar el amor que se les tiene. No está demás pasar mas tiempo con ellos para compartir lo que sienten. Por otro lado, es de suma importancia responder a las inquietudes de los chicos con toda honestidad, así como también brindarles confianza para el desahogo de sus sentimientos, cómo la impotencia el miedo, el coraje, la confusión, etc.
Inmediatamente después de consumada la separación, los padres deben liberar a sus hijos de un “amarre neurótico” que establece alguno de los cónyuges, el cual se fundamenta en el enojo y la actitud chantajista hacia el hijo-
Es normal que este se deprima porque extraña y continúa amando a su papá o mamá, pese a que se ha ido de la casa le haya provocado mucho sufrimiento. De hecho, el chico quiere ver juntos a sus padres, y es por eso que entra en un conflicto de “lealtad” hacia el padre o la madre que se ha quedado a vivir con el o con ella. Puede presentarse también que dicha problemática la experimente con el miembro que se fue de la casa. De la madurez de los padres dependerá, en gran medida, que el sufrimiento de los hijos sea superado y bien llevado hasta resolverlo.
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